DIARIO - 16. El problema de ser una familia. Pánico en casa. Sexo compulsivo
Philadelphia, 12 de Octubre de 2007 Recuerdo un día en que, después de cenar, sobre las ocho y media, ella se puso a trabajar con el ordenador, en la cocina. Yo me fui a la sala del televisor. Creo que le dije que iba allí un ratito para oír ruido, y mientras iba me daba cuenta de que me venía un pequeño ataque de pánico y sentía la necesidad de irme. No porque lo que hubiera fuera o en la ciudad fuese más interesante, sino porque sentía la necesidad de escapar. No venía de mi mente, o de que pensara que no podía estar allí. Era un impulso que venía de dentro, y de lejos. Recuerdo que todo tenía un aire familiar, en el doble sentido de ya conocido y de propio de una familia, o de mi familia, para ser más exactos. Era una sensación similar a la del día que le dije a Laurel que nos habíamos convertido en una familia, y que eso era un problema para mí. Lo que no le dije es que, además, aquella noche me sentía con ella como me había sentido muchas veces con mi madre. Había algo en ella qu