DIARIO - 16. El problema de ser una familia. Pánico en casa. Sexo compulsivo
Philadelphia, 12 de Octubre de 2007
Recuerdo un día en que, después de cenar, sobre las ocho y media, ella se puso a trabajar con el ordenador, en la cocina. Yo me fui a la sala del televisor. Creo que le dije que iba allí un ratito para oír ruido, y mientras iba me daba cuenta de que me venía un pequeño ataque de pánico y sentía la necesidad de irme. No porque lo que hubiera fuera o en la ciudad fuese más interesante, sino porque sentía la necesidad de escapar. No venía de mi mente, o de que pensara que no podía estar allí. Era un impulso que venía de dentro, y de lejos. Recuerdo que todo tenía un aire familiar, en el doble sentido de ya conocido y de propio de una familia, o de mi familia, para ser más exactos.
Era una sensación similar a la del día que le dije a Laurel que nos habíamos convertido en una familia, y que eso era un problema para mí. Lo que no le dije es que, además, aquella noche me sentía con ella como me había sentido muchas veces con mi madre. Había algo en ella que me recordaba a mi madre.
Ahora sé que cuando anochece, si estaba en casa con ella, muchas veces -no a diario, pero casi- siento pánico. Más o menos intenso, pero pánico al fin y al cabo. La psicóloga cree que es porque, quizá, era la hora a la que mi madre me bañaba. Yo le dije que el baño no era nunca por la mañana, así que es posible. De hecho, recuerdo que la luz del baño estaba encendida, aunque eso no prueba nada porque era muy oscuro.
Desde que me di cuenta de los ataques de pánico, estoy más alerta y los localizo cuando ocurren.
Ahora sé que:
Cuando anochece y estoy en casa con mi pareja, tengo ataques de pánico que vienen de que no quería ir a casa con mis padres.
Ahora sé que:
Cuando me pasaba horas paseando por las calles, hacía varias cosas:
- Evitaba estar en casa, y
- Buscaba compañía, porque
- Me sentía muy solo.
Pero, al mismo tiempo que me sentía solo y creía que buscaba compañía, en realidad no hacía nada para encontrar compañía.
Ahora sé que:
Me sentía solo y necesitaba compañía, pero no hacía nada para encontrarla porque tenía miedo de la gente y era muy tímido.
Todavía tengo miedo de la gente. Hoy mismo, mientras esperaba el autobús para venir a Barns & Noble, en Rittenhouse, me he dado cuenta de que estaba tenso, de que estaba asustado y tenía miedo. Y cuando tengo miedo no hablo, me siento muy inseguro, y miro a la gente buscando caras que me inspiren confianza, y cuando veo alguna una voz interior me dice que quiero acercarme a esa persona -no necesariamente físicamente-. La mayoría de las veces son mujeres.
Muchas veces también me imagino teniendo contacto físico con ellas, o una relación sentimental. En mi mente apenas hay límites. Pero muy pocas veces pienso en el contacto físico como simplemente sexo, sino como expresión de afecto.
Tengo una relación compulsiva con el sexo.
Busco desesperadamente compañía porque no me siento bien conmigo mismo y porque me da miedo estar conmigo mismo, porque no estoy en paz.
Volviendo a mi relación compulsiva con el sexo, se manifiesta en:
- Masturbarme cada día; algunos días, varias veces.
- Pensar en la manera de acostarme con mis antiguas amigas de la universidad, como hice con Rosella.
- Pensar en acostarme con otras mujeres cuando tengo una pareja estable. Me pregunto si con estoy estoy repitiendo (re-viviendo) lo que tenía en casa: mi madre era mi amante, pero yo quería tener a alguien de fuera, porque no la quería tener a ella.
- Excitarme con la idea de sexo con humillación. A veces, visualizo que yo quiero dominar, casi siempre. A veces, visualizo que quiero que me dominen, sobre todo cuando estoy deprimido.
- Buscar, aunque nunca pasando a la acción, sexo solo por el hecho de buscar sexo.
- Usar el sexo para combatir la soledad, o para aliviar la presión en mi mente, o simplemente, por sentirlo.
Voy a parar un rato y leer el libro The Courage To Heal. Y después, tal vez empiece El joven Torless.
He leído unas 75 páginas de The Courage To Heal y ya he encontrado un montón de cosas, pero también he olvidado muchas, así que voy a empezar a anotar fragmentos aquí.
Muchas veces estuve a punto de decirle a Laurel que mi madre abusó de mí, pero nunca me atreví. Recuerdo que alguno de esos momentos fue en la cama.
¿Por qué sentí la necesidad de preguntarle a mi madre si me quería cuando tenía 6 o 7 años? ¿Acaso el abuso ya había empezado?
Comments
Post a Comment