"El coraje de sanar". Introducción (3). Buscar apoyo

 (En todas las entradas del blog dedicadas al libro, las citas del mismo estarán en este azul)


El trauma provocado por el abuso sexual durante la infancia empuja violentamente a quien lo sufrió al aislamiento, en mayor o menor grado. La primera desconexión que se produce es con uno mismo: con el propio cuerpo, con ciertas emociones, con determinadas energías que están en todos nosotros pero quedan distorsionadas o adormecidas en el menor abusado. Paralelamente, se da una clara desconexión con otras personas de su entorno inmediato. Aunque la memoria consciente no recuerde, el subconsciente y el cuerpo sí recuerdan, pues llevan grabado el abuso en toda su extensión, en todas sus manifestaciones, y alguna forma de aislamiento es adoptada como mecanismo no ya de defensa, sino de supervivencia misma.

Esa tendencia al aislamiento, que a la persona que sufrió los abusos le puede parecer natural, o parte innata de su forma de ser, dificulta el proceso de toma de consciencia de lo vivido y de sanación de las heridas producidas por lo vivido. Y, sin embargo, es clave que, una vez la persona empieza a recordar, o a ser consciente de que fue abusada, no se quede sola con su propio proceso, intentando salir adelante por sí misma. 

Por grande que sea el compromiso en sanar, es muy difícil curar sola del abuso sexual sufrido en la infancia. Gran parte del daño es consecuencia de la ocultación y el silencio que rodeó al abuso. Tratar de curar, a la vez que se perpetúa ese silencio en soledad, es prácticamente imposible.

Es fundamental contar por lo menos con una persona a quien se pueda confiar el dolor y la curación. Esa persona puede ser otra superviviente, una participante de un grupo de apoyo o un terapeuta o consejero. Puede ser el compañero o la compañera, un familiar, un hermano o una hermana que también haya sufrido lo mismo. Lo ideal es tener una combinación de muchos recursos. 

Trabaja con tu diario
Un primer inventario
Si acabas de hacerte consciente de que sufriste abusos, aunque no tengas ningún recuerdo claro todavía, es muy probable que sientas confusión, desorientación, que tengas la sensación de no saber por dónde empezar, ahora que empiezas a saber (es decir, recordar) que alguien abusó de ti.
Idealmente, este es el momento de activar el entorno de apoyo que necesitarás, o de empezar a formarlo si no lo tienes aún.

Esta actividad te ayudará a empezar a activarlo o crearlo.
  1. Anota en tu diario todos los recursos que ya tienes al alcance que te vengan a la memoria ahora. Incluye personas de tu entorno en las que confías, historias que conozcas, libros, vídeos, películas, música, etc. Si puede ser, escríbelos en forma de lista vertical, uno debajo de otro, sin ningún orden, tal como te vengan a la mente.
  2. Anota ahora el tipo de apoyos que sientes que necesitas en este momento. Por ejemplo: información sobre cómo saber si fui abusado; un poco de tiempo cada día para poder estar conmigo, sin nadie más, sin interrupciones; alguien a quien contarle lo que me pasó; algo que me ayude a poner orden en mi mente... Como antes, si es posible, escribe esto también en forma de lista, una cosa debajo de la otra.
  3. Mira las dos listas y observa qué recursos de la primera puedes conectar con qué necesidades de la segunda, y conéctalas con flechas, o escríbelas aparte emparejándolas.
Esta actividad es solo una forma de comenzar a hacer inventario de lo que tienes a tu disposición. Es muy útil hacerla para ayudar a poner orden en la mente en un momento que puede ser de gran confusión, de falta de enfoque y concentración.
No importa que las listas no sean exhaustivas, completas: lo que importa es que hacerlas y trabajar con ellas te ayude.


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