No. Los nños y las niñas no tienen derecho a decidir con quién tienen relaciones sexuales
Hay cosas sobre las que no quiero, ni puedo ni debo callar, y las declaraciones de Irene Montero son una de ellas.
No. Los niños y las niñas no tienen derecho a decidir con quién tener relaciones sexuales. Eso es una aberración concebible solo por la mente de una persona adulta pederasta o pedófila.
A lo que los niños y las niñas (nunca he visto niñes) tienen derecho es a que nadie les manipule de tal manera que lleguen a un punto en que PAREZCA QUE esos niños o esas niñas CREEN que quieren tener relaciones sexuales. Esto es lo que en realidad está defendiendo Irene Montero y compañía. Y tiene un nombre muy claro: abuso sexual de menores.
Con una burda manipulación del lenguaje, es decir, de la mente de quienes la escuchan, 𝗲𝘀𝘁𝗮 𝗺𝗶𝗻𝗶𝘀𝘁𝗿𝗮 𝗽𝗿𝗲𝘁𝗲𝗻𝗱𝗲 𝗹𝗲𝗴𝗶𝘁𝗶𝗺𝗮𝗿 𝗽𝗹𝗲𝗻𝗮𝗺𝗲𝗻𝘁𝗲 𝗲𝗹 𝗮𝗯𝘂𝘀𝗼 𝘀𝗲𝘅𝘂𝗮𝗹 𝗱𝗲 𝗺𝗲𝗻𝗼𝗿𝗲𝘀, un tema que la llamada clase política española conoce muy de cerca, y no precisamente por estar del lado de los menores abusados.
Ni el tono elevado ni la agresividad que transpira, ni el retorcido discurso sobre los supuestos derechos del menor a elegir, sirven para ocultar que 𝗱𝗲𝗳𝗶𝗲𝗻𝗱𝗲 𝗲𝗹 𝗽𝗿𝗶𝗻𝗰𝗶𝗽𝗶𝗼 𝗱𝗲 𝗾𝘂𝗲 𝗹𝗮 𝗱𝗲𝗰𝗶𝘀𝗶𝗼́𝗻 𝗱𝗲 𝗾𝘂𝗲 𝘂𝗻 𝗺𝗲𝗻𝗼𝗿 𝘁𝗲𝗻𝗴𝗮 𝗼 𝗻𝗼 𝗿𝗲𝗹𝗮𝗰𝗶𝗼𝗻𝗲𝘀 𝘀𝗲𝘅𝘂𝗮𝗹𝗲𝘀 𝗰𝗼𝗻 𝘂𝗻 𝗮𝗱𝘂𝗹𝘁𝗼 𝗿𝗲𝗰𝗮𝗲 𝗲𝗻 𝗲𝗹 𝗺𝗲𝗻𝗼𝗿, 𝗻𝗼 𝗲𝗻 𝗲𝗹 𝗮𝗱𝘂𝗹𝘁𝗼.
Se le pueden dar las vueltas que se quiera, pero 𝗲𝘀𝘁𝗮𝘀 𝗱𝗲𝗰𝗹𝗮𝗿𝗮𝗰𝗶𝗼𝗻𝗲𝘀 𝘀𝗼𝗻 𝗱𝗲𝗹𝗶𝗰𝘁𝗶𝘃𝗮𝘀, por constituir 𝘂𝗻𝗮 𝗮𝗽𝗼𝗹𝗼𝗴í𝗮 𝗱𝗲𝗹 𝗮𝗯𝘂𝘀𝗼 𝘀𝗲𝘅𝘂𝗮𝗹 𝗱𝗲 𝗺𝗲𝗻𝗼𝗿𝗲𝘀, 𝗾𝘂𝗲 𝗻𝗼 𝘃𝗶𝗲𝗻𝗲 𝗱𝗲𝗳𝗶𝗻𝗶𝗱𝗼 solo 𝗽𝗼𝗿 𝗹𝗮 𝗳𝗮𝗹𝘁𝗮 𝗱𝗲 𝗰𝗼𝗻𝘀𝗲𝗻𝘁𝗶𝗺𝗶𝗲𝗻𝘁𝗼, 𝘀𝗶𝗻𝗼 𝗽𝗼𝗿 𝗲𝗹 𝗵𝗲𝗰𝗵𝗼 𝗺𝗶𝘀𝗺𝗼 𝗱𝗲 𝗾𝘂𝗲 𝘀𝗲 𝗽𝗿𝗼𝗱𝘂𝘇𝗰𝗮𝗻 𝗿𝗲𝗹𝗮𝗰𝗶𝗼𝗻𝗲𝘀 𝘀𝗲𝘅𝘂𝗮𝗹𝗲𝘀 𝗲𝗻𝘁𝗿𝗲 𝘂𝗻 𝗮𝗱𝘂𝗹𝘁𝗼 𝘆 𝘂𝗻 𝗺𝗲𝗻𝗼𝗿. Cuando las hay, siempre, sin excepción, constituyen abuso sexual por parte de la persona adulta, que es quien decide, sea hombre o mujer y, por lo tanto, un delito, diga lo que diga y de la forma que lo diga el código penal.
Y menores lo son tanto niños como niñas. No existen niñes.
Esta persona habla en nombre del gobierno español y, por extensión, en nombre de los partidos políticos que formaron ese gobierno, y de los partidos políticos que lo sostienen de una forma u otra. Y, aunque no se diga, y por mucho que pueda molestar a algunos, también en nombre de los afiliados a esos partidos, de los simpatizantes de esos partidos, y de las personas que votaron por ellos. Que a estas alturas todavía haya gente que vote en cualquier tipo de elección es un reflejo directo de un determinado punto consciencial que respeto aunque no lo comparta. Que, después de esto, haya gente que siga apoyando a esta banda pro-pedofilia y pro-pederastia me parece profundamente triste y lamentable.
Lo que se dice aquí debería ser más que suficiente para despertar una ola de indignación masiva.
Debería.
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