Normalizando el abuso de menores a través de la televisión
Ayer me enteré de que hay una serie de televisión, titulada "Escándalo: relato de una obsesión", que se estrenó en Telecinco el pasado día 11. El núcleo del argumento es la relación entre una mujer de 42 años y un adolescente de 15 que "comenzarán un romance prohibido", según la descripción que aparece en la web de Telecinco. Dicho en otras palabras, tal como en realidad es, es la historia de cómo una mujer de 42 años abusa sexualmente de un adolescente de 15 años.
He visto que ya hace un tiempo que empezó la polémica sobre la serie, bastante antes de que se estrenara. Esa es la función de Telecinco como parte del entramado de manipulación psíquica, emocional y energética de la inmensa mayoría de la población al servicio del cual están los mal llamados medios de comunicación de masas. Este es un canal especializado en provocar sistemáticamente, permanentemente, la caída en picado de la frecuencia vibratoria de su público, a través de la incitación de los aspectos más oscuros de la sombra de los tres primeros chakras. Vale la pena tener siempre presente que uno de los objetivos clave de eso que llamamos la matrix es evitar a toda costa que conectemos con nuestro cuarto chakra, y procurar que vivamos sumergidos en el caos interior que se despierta como resultado de la manipulación de diseño con la que se bombardea a la gente ininterrumpidamente.
Como siempre, lo han hecho muy bien al escoger a los intérpretes protagonistas.
Por una parte, Fernando Lindez. Voy a atreverme a plantearme la hipótesis de que su aspecto físico y su primer apellido, palabra derivada de "lindo", han tenido algo que ver a la hora de escogerle a él, además de toda la historia que haya ya detrás de su carrera como actor, que ya tiene varios años de recorrido. Además de eso, lo han acertado con él porque no tiene ni el aspecto ni la edad de un chico de 15 años. Fernando Lindez tiene 22 años. Escoger a actores adultos para interpretar a menores de edad es un recurso muy habitual en la industria del cine y la televisión. Me vienen a la mente, por ejemplo, películas que tuvieron mucho éxito como "Grease" y "Rebelión en las aulas", por ejemplo. Se puede argumentar, como leí en relación con "Grease" que, al hacer esto, se muestra en la ficción a los adolescentes como ellos, en realidad, quieren verse a sí mismos en su fantasía interior, como los adultos que todavía no son pero ya quieren ser. O se puede argumentar cualquier otra cosa, con tal de no hablar de lo verdaderamente clave, que es el hecho de que escoger a un actor de 22 años para interpretar el papel de un joven de 15 años en una historia como esta es parte, ya, en sí mismo, de la estrategia de normalización del abuso sexual de menores. Y eso es así porque, en la mente del espectador que no tenga puestos suficientes filtros, se va a producir una disonancia provocada por el contraste entre lo que se dice que el personaje es (un NIÑO de 15 años) y lo que el actor que lo interpreta es (un ADULTO de 22 años), de manera que el guión verbal de la serie va por un lado, y el relato visual va por otro. Esa disonancia tiene como objetivo crear una grieta de confusión por la que se cuelan las primeras dudas sobre lo que la historia, en su conjunto, muestra y, junto a eso, sobre lo que uno está sintiendo y pensando a medida que la va viendo.
¿Por qué no escogieron a un niño de 15 años para interpretar el papel de un niño de 15 años? Porque estarían abusando sexual y psicológicamente de él, y estarían cometiendo un delito. Lo cual, por sí mismo, invalida ya el mensaje que la serie intenta inyectar en la psique colectiva como normal. Hay personas que no conciben una situación así porque es un delito, y tal vez lo verían de otra forma si no lo fuera. Otras personas no conciben algo así porque es un abuso, independientemente de que sea o no un delito tipificado en el Código Penal. Otras personas quizá lo podrían concebir dependiendo de las circunstancias, que es justamente lo que hace la serie, según los fragmentos que he podido ver, y el razonamiento que defiende Alexandra Jiménez en las entrevistas con ella que he visto hasta ahora. En relación con esto, me gustaría preguntarle a Alexandra Jiménez si cree que habría sido capaz de hacer este trabajo si su co-protagonista hubiera estado interpretado realmente por un niño de 15 años. Espero poder preguntárselo directamente, si consigo contactar con ella, como espero.
Escogerla a ella es otro acierto de quienes se propusieron sacar esta serie adelante y conseguir que las capas no aceptables de este tema penetraran como aceptables en la psique colectiva lo cual es, claramente, tal como yo lo veo, uno de sus objetivos. Por supuesto, no conozco personalmente a Alexandra Jiménez, no sé nada sobre su mundo interior, más allá de lo que cualquiera que vea y lea sus entrevistas pueda saber. Pero sí la veo como una actriz muy capaz de meterse con dedicación y mucha destreza hasta el tuétano en la piel de un personaje, como hizo en la serie La Pecera de Eva, una serie que admiro por muchas razones, entre ellas el trabajo de esta actriz, que me pareció fabuloso. Según algunas entrevistas que he leído o visto, eso es precisamente lo que se propuso hacer con este personaje, lo cual muestra su profesionalidad y dedicación como actriz. En esas entrevistas, insiste en la idea de conectar con la compasión y la capacidad de comprensión hacia los adultos como su personaje, Inés. Esa es una de las capas de esta cuestión, y para mí, que, como niño, fui abusado sexualmente por mi madre, es muy claro que una persona adulta que abusa sexualmente de un menor es una persona enferma que necesita ayuda, no alguien a quien haya que destruir, marginar, demonizar, etc. En este sentido, me parece estupendo y necesario que se plantee este tema en una serie televisiva. Como también me lo parece el hecho de que, esta vez, la persona perpetradora de los abusos sea una mujer, no un hombre, porque todavía hay muchas personas que necesitan abrir el radar de su consciencia y comprender que también hay mujeres que abusan sexualmente de otras personas adultas y de menores. No por ningún tipo de revanchismo, sino por expandir la consciencia y el conocimiento sobre la realidad de esta tragedia colectiva.
La cuestión del género de la persona abusadora tiene varias capas también. Para quienes se pongan las manos en la cabeza, horrorizados por el hecho de que una mujer abuse sexualmente de un niño, me gustaría invitarles a que exploren las biografías de algunos hombres que, por el hecho de haber sido conocidos públicamente, o famosos, han sido más fáciles de conocer. Entonces, miremos también cómo se ha normalizado el abuso sexual de menores a través de la historia del matrimonio de Antonio Machado (34 años) con Leonor (15 años); o la violación confesada de una empleada de hotel por parte de Pablo Neruda en Sri Lanka; o la violación también confesada de un niño filipino de 12 años por Jaime Gil de Biedma; o el matrimonio entre Edgar Allan Poe (26 años) y su prima Virginia (13 años); o la historia de Arthur C. Clarke, entre otros muchos.
Lo profundamente problemático no está en que se plantee este tema, sino en que se haga de forma que, como resultado, se extienda lo que llamamos una normalización del abuso sexual. Algunas de las entrevistas a la actriz protagonista, por ejemplo, parecen estar, como mínimo, en la línea, muy delgada a veces, que separa la comprensión de la existencia de este problema de la aceptación como algo normal sobre lo que necesitamos revisar y desactivar nuestros prejuicios, como ella misma parece sugerir. Esa es precisamente la campaña discursiva en la que se sostiene el concepto de MAP, Minor-Attracted Person, un eufemismo para desactivar el NO de la voz interior que este tema debería despertar en todos. Un no de consciencia, en vez de legalismo o de venganza. Un no de amor, en vez de odio. Un no de comprensión y reconexión, en vez de fragmentación y separación.
Esta es la capa absolutamente inaceptable del hecho de que se haya creado esta serie para ser emitida por televisión, y más aún por un canal como Telecinco, que está en las antípodas de la expansicón de consciencia, la apertura del corazón y la sanación de los traumas colectivos.
Que esta serie aparezca justo ahora que se está empujando con mucha fuerza para normalizar lo que nunca debería ser normalizado no me parece ninguna casualidad. De hecho, nada es casualidad, todo tiene un sentido y un propósito. Y siempre, en virtud del libre albedrío del que los humanos disponemos en todo momento, se pueden hacer muchas cosas diferentes con todo lo manifestado individual y colectivamente.
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