La salida está en ti
Los primeros años de esta vida fueron muy duros, centrados en la casi absoluta pérdida de poder del niño que fui. Mi alma eligió la familia que eligió precisamente para eso, para vivir, junto con el amor que me dieron, el abuso físico y el abandono emocional en un grado suficiente como para llegar a sentirme absolutamente solo en el mundo desde los primeros años. Desde entonces, mi vida, la vida de mi personaje encarnado, ha sido un largo viaje de recuperación progresiva de todo ese poder perdido desde el principio. Todo lo que he vivido hasta ahora tiene sentido para mí. Sé, entiendo, acepto y abrazo el hecho de que todo tenía que estar ahí donde ha estado o donde está. Por el camino, he experimentado diferentes formas de pérdida de poder y su impacto en mí y en personas cercanas a mí, además de las que viví durante la infancia: relaciones de co-dependencia, ansiedad social, violencia doméstica, indigencia, discriminación, pensamientos suicidas recurrentes, la voz inmisericorde de un